No hay caso. Cuando las palabras quieren salir, salen. Por más que al salir te provoquen un nudo en la garganta, y algunas no las puedas pronunciar bien del todo. Pero pareciera que se empujaran unas a otras y quisieran salir todas juntas, pero la puerta a veces no es tan grande como para que pasen todas, así que se dan cuenta de que no pueden, y medio como que se calman.
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