Mirás para arriba, y el SOL te brilla en la cara.
Dos minutos después, no te diste cuenta, que ya te estabas empapando y caía agua a cántaros.
Todo pasó de un momento a otro.
Todavía no entendés cómo pasó, pero pasó.
Cerrás los ojos, y de pronto, el sol se vuelve a asomar a lo lejos.
Y seguís con lo tuyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario